Los yorubas conceden gran gran importancia al debido cumplimiento de los actos de adoración, lo cual originó la necesidad de crear órdenes de sacerdotes que han sido capacitados para servir de intermediarios entre los dioses y los hombres.
Una de las razones por las cuales la religión yoruba primitiva se ha mantenido y resistido hasta cierto punto la influencia de las diversas religiones occidentales ha sido la existencia de estas organizaciones sacerdotales.
Mientras más fuerte e inteligente es un sacerdote, más concervadora e irreductible es una religión.
Entre los yorubas, los sacerdotes ocupan posiciones que infunden gran respeto a la comunidad. Se considera que no hay muchos seres humanos que puedan desempeñar labores de este tipo, y aquellos que lo logran son considerados como ministros o dispensadores del poder divino.
Se les conceden títulos que los colocan en altos niveles o esferas de la sociedad. Los principales jefes o sacerdotes disfrutan de un gran respeto que casi llega a la reverencia, especialmente los Babalawos, así como aquellos que ofrecen sacrificios propicios a las más temidas y respetadas deidades. En algunos lugares son aún más poderosos y ejercen más influencia que los mismos gobernantes.
En todos los poblados o ciudades yorubas existen sociedades conocidas como Ogboni, o similares, Los Ogboni constituyen una sociedad secreta que tiene una tremenda fuerza en cada ciudad o pueblo. Aparte de otros cargos tienen el de sacerdotes. El jefe de cada grupo Ogboni en cualquier ciudad o villa es conocido como Ekeji Orisa ( o sea " al lado los dioses"), y este título indica su caracter sacerdotal o religioso.